15.8.08

Historia de unos zapatos

Cuando pierdes los zapatos en aras del terreno
ya no queda otra opción que la de mirar en el cielo...

Bajo una estella fugaz ella pronunció su nombre
y aquel ángel le envió con la lluvia del invierno
para que Morfeo, que es dueño de ellos, los traduzca en encuentros inesperados para que la magia surga.

Buscó constelaciones que más tarde le dibuja,
se escondieron entre destellos de miradas que se cruzan. Por ello desea, sonrie, imagina y sueña tarareando una canción esperando alguna seña.

Indagó en la ilusión y enseñó el miedo que persiste
por un niño alado creado de verdes y grises,
que miraba con esperanza y vistía de nubes tristes.

Pero un billete de tren le insiste en que existe,
que está donde la luz que dicen que hay allí,
que vuelve con seis palabras entre rincones de París.
Juega con el mundo a su antojo y su manera
Brilla como cabecero de una estrella en su estela.
Las lágrimas las pierde cuando anhela una cena,
la sonrisa que le envuelve escribiendo junto al Sena.
Y ahora no la puedo ver como una luna nueva,
pero cuando más la siento es cuando la noche llega.

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