22.11.10

Quiero conocerte

Manifiéstate de súbito.
Choquémonos como por arte mágico en El Bucowski un miércoles.
Pidámonos disculpas.
Intentemos tirar el muro gélido diciéndonos las 4 cosas típicas.
Invitémonos a bebidas alcoholicas.
Escúchame decir cosas estúpidas y riéte!
Sorpréndete valorándome como oferta sólida y a partir de ahí... QUIÉREME!

Acompáñame a mi triste habitáculo.
Relajémonos y pongámos música.
De pronto, avalancémonos como bestias indómitas.
Mordámonos, toquémonos, gritémonos, permitamos que todo sea válido
y sin parar... FOLLÉMONOS!

Follémonos hasta quedar afónicos,
follémonos hasta quedar escuálidos,
y al otro día... QUIÉREME!

Unamos nuestro caminar errático,
descubramos restaurantes asiáticos,
compartamos películas,
celebremos nuestras onomásticas regalándonos fruslerías simbólicas.

Comprémonos un piso...! Hipotequémoslo...!
Llenémoslo con electrodomésticos
y regalémosle 9 horas periódicas a trabajos insípidos
que permitan llenar el frigorífico.

Y mientras todo ocurre sólo... QUIÉREME!
Continúa queriéndome mientras pasan espídicas las décadas
dejádonos que nos arrojen al hospital geriátrico.
Inválidos, mirándonos sin más fuerza ni diálogo
que el eco de nuestras vacías cáscaras.

Quiéreme para que pueda decirte cuando vea la sombra de mi lápida: "ojalá!"
Ojalá, como dijo aquel filófoso, el tiempo sea cíclico
y volvámos reencarnandonos en dos vidas idénticas.
Y cuando en el umbral redescubierto de una noche de miércoles pretérita,
tras chocarme contigo girándote me digas: "huy!! perdóname!",
ruego que permita el Dios auténtico que recuerde el
futuro de este cántico y anticipándolo pueda mirarte
directo a los ojos
y conociéndolo muy bien, sabiendo el devenir de futuras esdrújulas,
destrozando de un pisotón mi brújula te diga sólo... QUIÉREME.

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